De niño a niño

Esta es una reflexión que vengo haciéndome desde hace bastante tiempo a la vista de los numerosos casos de abuso de hijos a padres. Quizá el debate esté servido, quizá no, a pesar de todo, aquí dejo mi aportación como un punto de vista de los múltiples que habrá y que puedan surgir.

¿Cómo es posible que tenga más derechos un hijo que su padre? Una cosa es proteger al menor y, por supuesto, hay que protegerlos de los abusos de los adultos, de eso no hay duda, pero otra muy distinta es darle un poder que no le corresponde pero que, sin embargo, lo sitúa en una posición de superioridad, provocando un desequilibrio en el orden natural de las cosas. ¿Quién protege al adulto de la tiranía de algunos niños? La sociedad va por mal camino si continuamos mirando para otro lado cuando aparece un caso de estas características.

¿En qué nos estamos convirtiendo? Hay demasiada mala educación, demasiadas malas formas, ¿cómo se le puede dar más poder a un niño que al adulto ante cualquier circunstancia?. Cualquier persona vulnerable, niños incluidos, deben estar protegidos de la sobreexplotación, de las situaciones de peligro que puedan y van a encontrar en su vida. De alguien tendrán que aprender, de nosotros los adultos, que en teoría tenemos los valores más que integrados, aunque en la práctica muchos de esos valores estén desvirtuados o sean inexistentes. De padres a hijos se les enseña cómo deben actuar, cada cual acorde a su propia experiencia. Sinceramente creo que es momento de enseñarles a actuar desde la consciencia, aunque para eso la humanidad debe estar más despierta. Sin embargo, no podemos dejar de mostrarles las diferentes opciones y recursos que estén a su alcance para después permitir que se muevan solos por la vida y tomen sus propias decisiones.

Hemos pasado de la sobreexplotación a la sobreprotección creyendo a pies juntillas que les estamos haciendo un bien, pero es todo lo contrario, les hemos dado poder para imponerse, hemos traspasado la frontera de nuestra autoridad y respeto hacia nosotros mismos, hemos cedido nuestra posición en la sociedad en muchos momentos y aspectos. ¿Qué esperamos conseguir con este comportamiento nuestro? Hemos perdido parte del respeto y la dignidad que nadie debe perder porque, de ser así, es el fin de uno mismo. ¿Cómo vamos a esperar que nos respeten? Se volverán en nuestra contra, algunos quizá lo están ya y no hay marcha atrás, y cuando pasen los años nos tratarán como si no existiéramos, cosa que ya están haciendo. Una sobreprotección que genera miedo e inseguridad en el individuo, el cual se defiende por medio de actitudes de prepotencia y superioridad. Cada vez adquieren estos comportamientos con mayor celeridad.

En el fondo, siguen siendo niños faltos de atención y cariño. Tienen su buen corazón esperando que alguien les ayude a mostrarlo fuera de sí mismos. Como recientemente me ha dicho un niño: “nosotros también tenemos nuestra parte de corazón”. Me sorprendió el comentario viniendo de un niño en la preadolescencia. Sin embargo, tiene razón. Debemos usar las buenas armas que tenemos para educar a nuestros hijos y así potenciar la amabilidad, las buenas formas y la valía personal. Somos maestros para ellos.


 

Comentarios

  1. Que razón tienes...el problema también radica en la dejadez de algunos padres y por tanto comiendoles el terreno sus propios hijos por no tener un modelo o referencia durante su crecimiento.

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    1. En mi opinión, los padres hacen lo que pueden y saben al no haber tenido ellos mismos unos buenos modelos de referencia. Considero que ser padres es una gran responsabilidad y con responsabilidad se debe tomar la decisión de ser padres o no.

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