Estás en casa una noche de junio, inmersa en cualquier actividad, preparando algo para picar, leyendo un libro o poniendo orden en un cajón, quizá no todo lo concentrada que te gustaría o debieras. Un canal de música está sonando de fondo en el televisor, una melodía que lleva largo rato resonando por toda la casa pero a la que no estás prestando demasiada atención, porque sigues con la tarea, deseando terminarla para dedicarte un poco de tiempo a estar contigo.
Y de repente te detienes, dejas lo que estás haciendo porque la música del televisor te atrapa y capta toda tu atención.
Te concentras en escuchar detenidamente la melodía, las notas musicales, la letra que sale de la pantalla y va penetrando por tu cuerpo. Las primeras notas musicales no son suficientes para hacerte recordar qué canción es, aunque sabes que la conoces, que la has escuchado tantas veces, tantas otras la has bailado… pero de eso hace tanto tiempo…
Tu cuerpo se empieza a soltar, la música te va invadiendo, lo sientes porque te ha tocado el corazón y entonces los pies comienzan a despegarse del suelo, se mueven solos, sin control y te ves bailando sin saber cómo te has dejado llevar tan rápido. Tus brazos se relajan, se liberan de toda tensión, el cuerpo se desinhibe, no hay nada que te frene de disfrutar lo que esa melodía te está haciendo sentir.
Reconoces la canción, recuerdas la primera vez que la escuchaste, lo que estabas haciendo, con quién estabas, dónde estabas y hasta la ropa que llevabas puesta. Hacía mucho desde la última vez que la escuchaste, pero te acuerdas de lo que sentiste entonces… y lo vuelves a sentir, la misma emoción que viviste y que ahora te recorre por las venas, y la saboreas con deleite, con la misma magnitud que tus recuerdos.
Empiezas a escuchar la letra, en aquel entonces no entendías todo lo que decía, pero ahora comprendes perfectamente el sentido de la canción que está sonando… y te pones a bailar por toda la casa, la puerta está abierta, alguien que pasa por la calle en ese instante se queda mirándote con cara de no entender a qué viene tanta emoción, pero no te importa porque te sientes tan bien y tan libre que lo que sucede fuera es insignificante.
Y disfrutas del momento, de la sensación de felicidad que te inunda, y se te ilumina el rostro, una sonrisa aparece en tus labios, el tiempo se detiene y tu cuerpo se conecta con el sonar de la música. Y todo lo demás no importa.
Siempre hay alguna canción que te hará vibrar, que te levantará el ánimo en los momentos de bajón, que volverá a traer a tu mente recuerdos de felicidad.
Es impresionante la infinidad de cosas que una canción te hace sentir. Ten siempre a mano la que sea especial para ti.
Así es !!! La música una canción un grupo on determinado estilo de música.
ResponderEliminarUn conjunto de ello es lo que hace que olvides todo y bailes.
Pero también hay música para cada momento y estado anímico.
Tienes que saber combinarlas y cuando te haga falta una o la otra . Ponerla a todo volumen para que te levanté tu ánimo😉
Totalmente de acuerdo contigo. La música tiene un poder impresionante para afectar nuestros ánimos, tanto de manera positiva como negativa.
EliminarMe ha encantado
ResponderEliminarGraciassss... un placer compartir estos pequeños recuerdos
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