Y un día cualquiera abres un cajón, quizá por enésima vez esa misma semana, de repente te fijas en algo que sabes que está ahí desde hace ya tiempo, pero en ese instante lo observas como si lo vieras por primera vez y entonces es cuando piensas “¿y esto para qué? Esto es precisamente lo que me ha pasado hoy con algo que he encontrado mientras buscaba otra cosa, que sabía perfectamente que estaba ahí desde el momento en que lo guardé en ese lugar hace ya meses pero que hoy, por alguna razón que aún intento comprender, ha llamado poderosamente mi atención.
¿Cómo es posible tener tanto apego a un archivador lleno de papeles? ¿Tanto cariño les tengo que hace tan difícil tirarlos? ¿Acaso no han cumplido ya de sobra con su función? Es cierto que hemos tenido una relación muy intensa, en desventaja a veces, durante demasiado tiempo. Y, aun cuando ya nuestra relación ha dejado de tener sentido, continúan en el mismo lugar… pero ya no más, se acabó.
Guardamos todo tipo de objetos, mecheros con el nombre del lugar donde una vez fuiste de vacaciones, tazas de desayuno con tu nombre como recuerdo del regalo que una vez te hicieron, que además nunca utilizas por miedo a que se rompan y te quedes sin ellas pero que ocupan un espacio en los estantes de tu cocina, camisetas de propaganda que no van ni con tu estilo ni conjuntan con la ropa que habitualmente utilizas y terminan siendo trapos de limpieza, libros y más libros que llenan las estanterías de tu casa, algunos de ellos sin haber sido abiertos nunca, otros incluso conservando aún el envoltorio de plástico transparente que traían cuando los compraste y que se han convertido en parte de la decoración, prendas de ropa que cuelgan de las perchas de tu armario todavía con la etiqueta puesta y que siempre te vuelves a repetir que las usarás, aparatos electrónicos que ya no funcionan y otros que se quedaron anticuados pero que te resistes a sustituir, cajas con décimos de lotería que guardaste semana tras semana durante años, cartas de amores adolescentes, recuerdos de comuniones que cuelgan de la puerta del frigorífico…
Recuerdos y más recuerdos pertenecientes todos al pasado. Guardamos aquellos objetos con los que nos quedamos enganchados a un pasado que ya no existe pero que de algún modo sigue siendo real en nuestra cabeza. A veces los guardamos pensando en que nos serán de alguna utilidad en cualquier momento, aunque en el fondo sabemos que no los volveremos a utilizar. A veces los guardamos por respeto a la persona que nos lo regaló y otras porque no queremos olvidarnos de esa persona ni del momento en que nos lo regaló.
En ocasiones vivimos atrapados en una realidad que hace tiempo quedó atrás y de la que no somos conscientes porque todo lo que nos rodea nos hace revivir una y otra vez lo que experimentamos un día. Sin embargo, llega el instante en que ese lazo que te une a un objeto en particular se rompe y entonces deja de tener ese influjo sobre ti. Y es cuando te preguntas para qué lo has estado guardando durante todo este tiempo. Y en ese momento es cuando te deshaces de él.
Recuerda que no puede entrar nada nuevo en tu vida si previamente no has creado el espacio para acoger y recibir lo que la vida tiene reservado para ti. Y eso se consigue dejando ir aquello que ya no te aporta nada en el momento presente. Porque todo tiene fecha de caducidad, deshazte de aquello que no necesitas para dejar hueco a lo que está por venir.
Bufff quiero entender que el símil entre los objetos que guardamos porque nos trae recuerdos o es algo pasado en esta vida.
ResponderEliminarQuieres aplicar a las personas y vivencias obtenidas cada uno. Pero que difícil es desprenderse de una persona que ha estado en tu vida o ha sido alguien en tu vida. Pero si querida amiga tenemos que saber desprendernos de esas circunstancias para poder evolucionar.😉👍
Querido amigo, solo tú sabes de qué puedes y quieres desprenderte porque la decisión es muy personal. Recuerda que todo es energía, así que de todo lo que no te desprendes queda una conexión en ti con ese objeto o persona que a veces es saludable pero otras no. Siento que avanzas en la buena dirección.
EliminarAgradecer a esos objetos o recuerdos del pasado, agradecer y dar gracias por lo vivido, por las esperiencias y recuerdos que nos traen y soltarlos, dejarlos ir... Cuando rompes el apego al pasado y las cosas materiales se crea una espacio nuevo, un espacio con nueva energía renovadora y se deja sitio para que la vida te traiga lo nuevo que te está esperando.
ResponderEliminarBonita reflexión.
Sí... sientes que la energía empieza a fluir, de lo contrario se queda atascada, tu cuerpo siente la descarga y las experiencias que vives así lo demuestran. Me alegro que te haya gustado.
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