El que aguanta, gana.

 


Alguien me dijo un día: “El que aguanta, gana”. Y la vida me ha demostrado que es verdad.

No importa lo difícil que sea el proyecto que te propones realizar, porque si tienes convicción y seguridad en lo que estás haciendo, lo conseguirás. No importa el tiempo que tengas que dedicar ni el esfuerzo, ten por seguro que lo conseguirás. Pero tienes que saber hacia dónde quieres ir y comprometerte con tu decisión.

Muchas veces la vida te pilla dando vueltas y más vueltas en círculo y no sabes cómo salir de la situación en la que te encuentras. Vas por un camino, das giros inesperados dando palos de ciego, cambias de dirección sin una razón en consonancia con lo que deseas. Ves barreras que parecen imposibles de saltar y muros de contención por todas partes que a primera vista son imposibles de derribar. Otras veces las fuerzas que te impulsan pierden consistencia, se desinflan y te cuesta horrores volver a centrarte en el camino. Pero nada de eso es real. Todas las dificultades son producto de tu cabeza. Y acechan junto a tus miedos e inseguridades.

Focalizarte de nuevo en el objetivo y la dirección para orientar tus pasos es fundamental para conseguir el éxito de todo lo que te propongas. Y no desesperes, aunque si lo haces, no pasa nada, tan solo tienes que darte cuenta y concentrarte de nuevo en tu intención.

Como todo el mundo, también he vivido en ocasiones esa desesperanza que no me dejaba visualizar la salida ni el camino hacia dónde dirigirme. Sin embargo, cuando aquel día escuché esas palabras, “el que aguanta, gana”, en mitad de mi desesperación, sentí como si hubiera despertado de un mal sueño, como si volviera a la realidad. Y fue un gran alivio. En ese instante comencé a sentirme más consciente de mi propia realidad y mis propias capacidades, fue como quitarme un velo y darme cuenta de que los límites que me estaba contando tan solo formaban parte del rumiar de mi cabeza. Entonces noté una fuerza interior que me impulsaba hacia adelante, a seguir peleando por llegar a conseguir mis metas.

Desde entonces he repetido esta frase un montón de veces a lo largo de mi vida, me viene a la cabeza en momentos clave en los que tengo que tomar una decisión, en circunstancias difíciles, en situaciones en las que me fallan las fuerzas.  

En esos instantes de duda e incertidumbre, en los que a veces no sabes si echar a correr y dejar toda duda atrás, todo lo que tienes que hacer es olvidar tus miedos y seguir adelante en tu determinación, hacia el objetivo que quieres. La meta está ahí mismo, siempre ha estado, aunque haya momentos en que la obsesión por tener claridad mental no te permita verla.

Aguanta, sigue el camino que has escogido y pelea, no dejes que nadie te haga dudar de ti mismo ni permitas que te guíe en otra dirección que no sea aquella que tú mismo has escogido… y entonces lo conseguirás. 

Comentarios

  1. Un un dicho que dice que no te puedes subir a dos árboles al mismo tiempo. Lo cual implica a tomar decisiones y que estas sean duraderas. Ya que si te pasas la vida cambiando de árbol, nunca llegarás a la cima. Por eso creo que la persistencia, la constancia y el apostar fuerte por un árbol, es siempre la mejor opción. Gracias por regalarnos estas reflexiones. Me encanta este blog.

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    1. Me encanta que te encante, gracias por tu mensaje. Como bien dices, la clave está en elegir bien y pelear por esa elección. No conocía ese dicho pero qué cierto es.

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