A corazón abierto

 

El amor vale la pena vivirlo con toda su intensidad y con cada uno de los sentidos. De lo contrario, será otra cosa distinta al amor, será amor mezclado con miedo o con cualquier otra emoción, puede que mitad amor, mitad desconfianza. Pero al final lo que no es amor, es miedo.

Es maravilloso abrirse a experimentarlo, no importa si es correspondido o no, porque lo que importa es el amor que tú das, lo que repartes cuando sales al mundo. No te preocupes, porque el amor que repartas te vendrá de vuelta y aumentado en intensidad. Lo que recibes vuelve en simetría con tu capacidad de amar, es un boomerang… siempre vuelve.

El amor se vive a diario, no hay que dejarlo para más tarde. Hay que cuidarlo, cultivarlo cada día, necesita de una dedicación, de un estar consciente y presente.

Todo nace del amor que das y tiene múltiples manifestaciones… jugar con tu mascota, plantar un árbol, cocinar para alguien, regalar tu tiempo, todo es una forma de amar. Y es más sencillo de lo que puedes imaginar, solo déjate llevar.

Lo que sientas por otra persona, ¿para qué guardarlo? ve y díselo, antes de que sea demasiado tarde porque mañana puede que ya no sientas lo mismo, de hecho, mañana lo que sientas habrá cambiado, puede que haya aumentado su intensidad, pero también quizá haya disminuido ya que todo se encuentra en una constante evolución.

Nada es permanente, todo cambia y el amor tampoco escapa a esta realidad. Por eso, vívelo, no tengas miedo a acercarte a alguien, muestra tu generosidad, comparte tu energía y tu sonrisa. Ríe, juega, baila, ama… pero a corazón abierto, no te guardes nada por miedo. Lo que sientes hoy es la base de lo que serás mañana, sal y compártelo, es un respeto que te debes a ti mismo.