Una sonrisa por favor

 


Es tu decisión cómo te levantas cada mañana, si quieres sonreír al mundo, a las personas con las que te cruzas y a las oportunidades que se te presentan. En tu mano está abrirte a la vida que tienes delante de ti, tan solo tienes que salir ahí fuera y empezar a vivir.

Esta mañana me he levantado temprano, me he puesto los deportivos y he salido a la calle con el firme propósito de sonreír y dar los buenos días a todo aquel que se cruce en mi camino. En el paseo me he cruzado con un montón de personas desconocidas, cada una con sus pensamientos y sus preocupaciones, unas con la cabeza cabizbaja, otras con una cara de paz y otras de enfado, cada una con su situación particular.

Pero poco importa si conoces a la persona que viene en sentido contrario o no. Lo realmente fantástico de todo esto es ver cómo esa persona te devuelve la sonrisa y le cambia la expresión de la cara cuando se percata de que le estás dedicando tu sonrisa. Por unos instantes se olvidan de sus preocupaciones y dejan de lado los pensamientos que ocupan su mente para responder con la alegría típica que envuelve a una persona cuando siente que le están prestando un poquito de atención.

Y me he dado cuenta de que es algo adictivo, por un lado, porque cuanto más sonríes a los demás, más sonrisas recibes de vuelta y más ganas tienes de seguir sonriendo.

Por otro lado, también resulta ser algo contagioso, es como si tocaras a esa persona con una varita mágica y ¡tachán!..., le has transmitido tu alegría al menos durante los segundos que ha durado el encuentro.

La sonrisa genera una energía muy poderosa capaz de crear ilusiones, esperanzas, despertar deseos y anhelos. Con una sonrisa se apaciguan los ánimos, se estrechan los vínculos entre las personas, se establecen lazos de afecto.

¿Qué trabajo te cuesta sonreír? Hay que decidir sonreír… pero sonreír de verdad,… con los ojos, con el corazón.


Comentarios

Publicar un comentario