La primera hora de la mañana es el mejor momento del día. Todo está aún por organizar, por hacer, por descubrir. El día que tienes por delante es una auténtica incógnita… no sabes con quién te vas a encontrar, a quién vas a conocer, cómo te irá en el trabajo, si serás capaz de mantener la paciencia o la perderás en cualquier momento, la comida que vas a preparar… en definitiva, el día que se despliega ante ti es muy emocionante y hay que estar preparado para afrontar lo que venga.
En tu cabeza, o quizá en tu agenda, tan solo tienes una lista con las tareas que te tocan hoy, unas con más ganas de hacerlas que otras porque no todas se disfrutan con la misma intensidad ni te apetecen de la misma forma, otras es posible que ni te apetezcan. Pero si están en tu lista de tareas es que tienes que enfrentarte a ellas, porque posponerlas tampoco es muy conveniente, ya que solo servirá para ampliar la lista de tareas del día siguiente.
Y hay días que te encuentras fuerte y con energía para cumplir con todas las actividades que te has propuesto hacer además de las que, por obligación, te toca hacer. Pero otros días te cuesta horrores mover un pie y vas con el cuerpo que parece que vas a desfallecer en mitad del pasillo.
¿Y cómo se soluciona esto? Pues es bien sencillo. Hay dos cosas que debes tener muy en cuenta y poner en práctica, porque ayudan a tener unos altos niveles de energía: el ejercicio físico y el desayuno. No te olvides de ponerlas en lo más alto de tu lista de tareas diarias.
1. Ejercicio físico.
Necesitas moverte por las mañanas para que tu cuerpo se despierte y se active. Puedes elegir entre una tabla de yoga, unos estiramientos o salir a caminar a paso rápido durante 30 minutos. Con eso es suficiente.
Realizar ejercicio físico a diario, y sobre todo si lo haces al aire libre, tiene numerosos beneficios para tu salud como mantener una postura correcta y erguida, una masa ósea adecuada, un cuerpo proporcionado, control de peso, etc.
Vale la pena levantarse temprano, ponerse los deportivos y salir a caminar. Esto es lo mínimo que debes hacer para mantenerte saludable, y hacerlo por la mañana tiene la ventaja añadida de que dispones del resto del día para dedicar a tus tareas. Así que no hay excusa, te sentirás fantástica después de un poco de ejercicio.
2. Momento desayuno.
Comenzar el día con un buen desayuno es la manera de asegurarte que vas a mantener tu cuerpo activo y despierto durante mucho más tiempo. El cerebro necesita nutrientes para un mayor rendimiento, y de buena calidad, no vale desayunar cualquier cosa si quieres sentirte con las pilas cargadas. Un café no es suficiente, te quedas a medio gas a mitad de mañana.
Reserva un tiempo para el desayuno. Es muy importante que dediques tiempo suficiente para sentarte tranquilamente y desayunar con calma. Por eso, te sugiero que madrugues un poco más si es necesario y te dediques ese espacio de tiempo a cuidarte, porque lo vas a notar el resto del día. Recuerda que el desayuno es la mejor comida del día. Cuando desayunas bien, tu cuerpo y tu cerebro lo notan.
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