
Seguro que en más de una ocasión te has encontrado en mitad de una encrucijada, teniendo que tomar una decisión acerca de un asunto importante para ti, y no tienes ni idea de cuál es la mejor solución. El proceso de toma de decisiones no es fácil, surgen muchas dudas y con frecuencia genera una sensación de angustia, sobre todo en ciertos momentos de la vida en que la decisión es determinante para tu bienestar en un futuro próximo.
Tomamos decisiones continuamente y cada decisión que tomas te dirige hacia una dirección determinada y desencadena una serie de acontecimientos que te gustarán más o menos. Está claro que el grado de satisfacción de los resultados que obtengas dependerá en gran medida de tu buen criterio de selección. Así que aquí te dejo algunas ideas que te pueden ayudar a inclinarte por la mejor opción.
1. Define tu objetivo.
Lo primero de todo es tener claro qué quieres conseguir. Si no te has parado a establecer tus objetivos y metas, corres el riesgo de quedarte dando vueltas sin llegar a ninguna parte o, peor aún, puede ser que cometas más errores de la cuenta y al final te sientas perdido. Sin embargo, si sabes cuál es tu propósito, entonces podrás encaminar todos tus esfuerzos en esa dirección y tomarás las decisiones con el fin de conseguir tu meta. Hazte una lista con los objetivos que deseas en tu vida y, a partir de ahí, toma las decisiones que te guíen en esa dirección.
2. Decide tú.
La decisión es tuya y solo tuya, porque nadie va a hacerse cargo de las consecuencias de lo que hagas. Puedes pedir todas las opiniones que consideres oportunas, a amigos, familiares, a tu pareja, compañeros de trabajo, a quien sea que pueda aportar una perspectiva diferente sobre el asunto que necesitas decidir. Ahora bien, las opiniones de otras personas son simplemente eso, ideas que te van a ayudar a ver la situación desde otro ángulo que no habías considerado hasta ese momento. Pero la última palabra la tienes tú y tendrás que decidir lo que más te convenga a ti, porque tú eres quien mejor te conoces y sabes cuando algo te beneficia o te perjudica. A veces aplicamos a nuestra vida las recetas de otras personas y eso es un error, porque nadie se encuentra exactamente en tu misma situación como para decidir por ti. No dejes que otros tomen decisiones por ti.
3. Tómate tu tiempo.
No tengas prisa en dar una respuesta o ponerte en marcha, cualquier momento de duda requiere pararse a reflexionar. Tomar decisiones a la ligera puede llegar a ocasionar serias dificultades más tarde o más temprano, así que dedica el tiempo que necesites a barajar todas y cada una de las posibilidades, a analizar las posibles consecuencias. Considerar las diferentes opciones te ayuda a ver la situación desde una perspectiva más objetiva. No hagas caso de presiones externas, del jefe, de tu pareja, de tus amigos, de cualquier persona, porque solo tú sabes cuándo estás preparado para dar el paso y cuándo es el momento.
4. Sé consecuente con la decisión.
Todo tiene consecuencias y debes asumir dos cosas. Por un lado, es tu responsabilidad aceptar las consecuencias de tus propias decisiones. Te guste o no lo que suceda a continuación, los demás no tienen culpa porque eres tú quien decide hacer las cosas de una forma o de otra. Eres responsable de lo que te ocurre, tenlo muy presente. Y por otro lado, no tienes el control absoluto de la situación porque todo está influenciado por circunstancias y factores externos, así que no pongas la responsabilidad de tu vida y tus decisiones en otras personas. Y no te preocupes demasiado si las cosas no salen realmente como te gustaría, tendrás que seguir tomando decisiones hasta conseguir lo que te propones.
Chune, buena sucesión de pasos antes de dar un paso importante.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario. Es un placer saber que te ha servido lo que escribo en este artículo. Un abrazo
ResponderEliminar