¿Has pensado qué sucede si dejas de pensar tanto?
Infinidad de pensamientos se pasean libremente por nuestra mente cada día. La mayoría de ellos son superfluos, sin importancia o meras divagaciones que nos distraen de disfrutar de lo que es realmente importante, el momento presente.
El torbellino de pensamientos que tenemos a diario es tan enorme que, en muchas ocasiones, no nos permite apreciar con objetividad lo que está sucediendo a nuestro alrededor y nos conduce a dramatizar o exagerar un hecho o, lo que es peor, inventarnos una historia que no coincide con la realidad pero que asumimos como real. Esto nos causa problemas con nosotros mismos y con los demás.
Dejar de pensar nos conecta con nuestro propio yo, con nuestro sentir más auténtico y nos ayuda en el proceso de autoconocimiento y autodescubrimiento. Parar la mente es un ejercicio de amor que libera de los juicios externos y las críticas.
No sucede nada cuando dejas de pensar, es decir, no se acaba el mundo… pero en realidad es cuando todo sucede.
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