La clave de todo está en cómo vivir hoy, para tener un mejor mañana, porque el mayor o menor grado de bienestar de mañana dependerá de cómo has decidido vivir el día de hoy, y por tanto, de las acciones que hayas llevado a cabo, de los proyectos que hayas puesto en marcha, de las relaciones sociales que hayas cultivado y de la ayuda que hayas prestado.
El día de hoy es lo único que tienes para plantar las semillas y más adelante recoger los frutos de lo que hayas cultivado. Y el momento es ahora, no mañana ni más tarde, ¡ahora!, para plantearte cómo quieres vivir, para tomar las decisiones que te lleven a tener la vida que deseas y para cambiar aquellos aspectos que no te satisfacen del todo, aquellos que no te aportan, que te duelen o que te perjudican.
1. Párate a revisar.
Hoy es el momento perfecto para sentarte tranquilamente y analizar si el tipo de vida que estás llevando es la que quieres. Necesitas saber en qué punto estás y así tomar decisiones que te acerquen a donde quieres estar. Te será muy útil tomar notas en un cuaderno y revisar el estado de cada una de las parcelas que componen tu vida, es decir, familia, amigos, salud, trabajo, finanzas, etc. Este es el punto de partida a partir del cuál te podrás plantear los cambios que quieras realizar, pero necesitas tomar consciencia del punto exacto en el que estás.
2. Decide qué quieres.
Ahora que ya sabes cuál es tu situación actual, determina el grado de satisfacción de cada una de tus parcelas en una escala del 1 al 10. Y debes plantearte nuevas metas y cambios en todos aquellos aspectos de tu vida a los que les hayas asignado una puntuación de 6 puntos o menos. La cuestión es crecer y evolucionar y recuerda que siempre podrás hacer algo por mejorar aquello que no te gusta o que no aporta a tu vida lo que deseas. Así que decide qué quieres conseguir y busca las opciones y los medios necesarios.
3. Pequeños pasos.
Tienes que pasar a la acción. Todo se consigue con pequeñas acciones pero hay que dar los pasos para llegar a la meta. Y el paso que más cuesta es el primero. A veces, cuando pensamos en lo que queremos o nos gustaría hacer, tenemos la sensación de que los pasos son difíciles de dar pero esto simplemente es una actitud de inseguridad que causa bloqueo. En realidad, cuando te pones en marcha descubres que todo es más sencillo de lo que inicialmente pensabas. Así que tienes que empezar a caminar hacia tu objetivo. Dar esos pequeños pasos hará que consigas todo lo que te propongas, pero hay que echar valor y darlos.
4. Compromiso.
No vas a llegar a ninguna parte si no te comprometes en serio con lo que quieres conseguir y con lo que tienes que hacer para conseguirlo. De este modo te pasas el tiempo poniendo excusas y si no das los pasos necesarios, no llegas donde quieres. Tienes que comprometerte firmemente a dedicar todos los días una parte de tu tiempo a caminar en la dirección que has escogido. Eso demuestra tu grado de compromiso contigo mismo. Recuerda que con pequeños pasos se consigue mucho.
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