Café para dos

 

¿Te apetece un café?

Qué bonito el momento de quedar con un amigo de toda la vida y compartir un café. Es un gran acontecimiento si te paras a pensarlo bien… la alegría de volveros a encontrar, el saludo, el contacto del abrazo, el cariño forjado con los años.

Tomar un café es crear un espacio de encuentro entre dos personas y puede llevarte cinco minutos o toda una tarde. Todo depende de lo valiosa que es esa persona para ti. Porque no es lo mismo, por ejemplo, tomarse un café por placer que por obligación, como cuando estás concentrado en tu trabajo y tu jefe se planta delante y te pide una reunión urgente. Oh… en ese instante desearías estar en otra parte, porque lo más probable es que te caiga una bronca por algo que quizá no tiene nada que ver contigo.

Por eso es fundamental tener la libertad de poder elegir con quién tener ese encuentro, porque es un momento de intimidad en el que se comparten no solo palabras sino también emociones y experiencias muy personales. Es un espacio de apertura y de conexión con el otro, en donde las conversaciones adquieren un grado importante de profundidad.

Nada mejor para conocer a alguien que sentarte delante del otro a tomar un café. En ese intercambio es cuando descubres quién es el otro, con sus valores, sus ideales, sus deseos, sus expectativas…, pero también quién eres tú.

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