A la luna llena...



Anoche volví a encontrarme contigo. Al principio saliste tímidamente por el horizonte donde se juntan el cielo y el mar. Aún no había anochecido y mostrabas un color tenue blanco azulado, te movías lentamente, casi parecía como si no quisieras salir y el agua te empujara a seguir tu camino. Pero de repente en tu ascenso comenzaste a resplandecer, como si alguien hubiera encendido el interruptor de tu luminosidad.   

Cada vez que apareces estás radiante y tu cara me sonríe en la lejanía. Nunca estás tan cerca como para poder tocarte, sin embargo, estás siempre a esa distancia en la que tu luz es tan potente que puede iluminar cualquier corazón sombrío y taciturno. 

No importa donde me encuentre porque siempre descubro el modo de estar contigo a solas aunque sea por unos minutos… minutos mágicos en que nos conectamos, mi esencia con la tuya. Unas veces te veo desde la terraza acomodada en el sofá, otras paseando por la playa, siempre pendiente de la hora que tú marcas para mostrarte y dejarte ver. Y no hay nada que se pueda hacer para cambiar eso, salvo esperar a que quieras dejarte contemplar… porque tú mandas.

Y entonces el tiempo se detiene cuando tú estás paseándote por el cielo, despreocupada, sabes cómo hacer para que me quede enganchada a ti.

Me fascina cómo haces para lucir siempre tan brillante y esplendorosa. Ni siquiera en las noches en que aparecen algunas nubes es posible deshacerme de tu embrujo. Solo tu presencia consigue despertar en mí una fuerza y poder ocultos que resurgen desde lo más profundo de mis entrañas cuando te veo. Y me hacen sentir tan viva…

A veces incluso creo que me buscas para hablar un rato conmigo, transmitiéndome toda tu energía. Así al menos es como yo lo percibo, lo sé por cómo se ilumina mi cara y aparece una sonrisa en mis labios, en todo mi rostro.

Tú que lo sabes todo de mí, a ti querida luna quiero pedirte que sigas mostrándome los caminos que puedo andar, guiándome en las decisiones que debo tomar, escuchando atentamente mi sentir y el latir de mi corazón para que estén en consonancia con la esencia de lo que soy.

Gracias por acudir puntualmente a la cita estando en la plenitud de cada ciclo de tu vida. Es justo entonces cuando luces más hermosa y tu poder se hace más intenso. Prometo que yo tampoco te fallaré, porque eres una de esas maravillas que el universo pone delante de mis ojos como una señal de que, pase lo que pase, la vida siempre se abre camino y vale la pena vivirla.


Comentarios