Después de meses duros encerrados en casa, sin libertad de movimiento y también sin libertad para decidir o elegir, lo que considero lo peor y más frustrante de todo porque me hace recordar la poca libertad real y auténtica que tiene el ser humano.
Al volver a salir a las calles y empezar con esto que han llamado “nueva normalidad”, ¿cómo es posible que se nos haya olvidado todo lo que hemos tenido que pasar estos meses atrás para llegar hasta este punto?, un tiempo en el que hemos estado sin contacto o escaso contacto con muchas personas a las que apreciamos, queremos y necesitamos en nuestro entorno diario, sin poder disfrutar de la naturaleza, del mar ni de la vida fuera de casa.
Meses más tarde de todos y cada uno de los difíciles momentos que hemos atravesado y de las muchas situaciones de las que nos hemos tenido que privar, entonces salgo a la calle y me apena darme cuenta de cómo es la naturaleza humana, tan egoísta y desconsiderada, con tal ausencia de principios que asusta.
Hemos vuelto a juntarnos en las terrazas de bares y restaurantes libres de mascarilla y sin ningún tipo de protección hacia los demás o nosotros mismos. Hemos vuelto a saturar las playas sin mantener la distancia de seguridad, sin importarnos lo más mínimo la dirección en la que hay que caminar por la orilla de la playa, el que venga de frente que se aparte… sin tener en cuenta que los niños junto con sus padres que juegan en la orilla a hacer castillos de arena están en la zona de paso y no se puede guardar la distancia. A veces simplemente me paro esperando que se den cuenta y se muevan, pero no siempre sucede.
Invadimos el espacio que debe ser para los demás cuando andamos por las calles, nos saludamos estableciendo contacto demasiado directo con personas que no tenemos la menor idea de con quién se han relacionado, por muy conocidos que sean para nosotros, veo padres con sus hijos paseando mientras los hijos usan la mascarilla pero los padres no.
¿Cómo podemos olvidar con tanta rapidez el número de personas que perdimos meses atrás y las que estamos perdiendo en estos días en que la situación se está volviendo a complicar paso a paso pero sin descanso?. ¿De qué nos ha servido la ausencia de movimiento, de privilegios, de derechos, de vivir? Se nos ha olvidado que de nosotros depende nuestra supervivencia, que somos los mayores quienes tenemos que dar ejemplo a nuestros pequeños y que saldremos de esta situación si dejamos atrás el egoísmo y pensamos en que todos somos uno.
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