En el transcurso de mi vida he conocido a alguna que otra persona que, con el paso del tiempo, compruebas que se ha quedado atascada en unos patrones de actuación concretos y en un nivel de pensamiento y razonamiento determinado, lo que no le ha permitido evolucionar en su desarrollo personal.
Son personas incapaces de imaginar que pueden existir, y de hecho existen, otras posibilidades y otras opciones de enfrentarse a la vida y a las circunstancias. Estas personas ven y viven lo que sucede a su alrededor de un modo limitante debido a su rigidez de pensamiento. Cuando tienen que enfrentarse a alguna situación inesperada, ni siquiera se plantean las múltiples formas en que se puede gestionar cualquier situación, simplemente porque para ellas no hay más opción que la propia. Por tanto, aplican una y otra vez los mismos patrones de conducta que siempre han utilizado pero que con frecuencia no sirven para obtener los resultados deseados… y entonces llega la frustración, la tristeza y el desánimo.
¿Por qué somos tan inflexibles?
En primer lugar, la familia en la que hemos crecido juega un papel fundamental y haber recibido una educación demasiado estricta a veces es la causa de que sintamos un miedo atroz a equivocarnos y a hacer las cosas mal. Pero ¿y qué pasa si te equivocas? Pues la verdad es que no pasa absolutamente nada, porque se nos presentarán nuevas oportunidades de hacer las cosas de otro modo. Andando es como se aprende a andar, pero nuestro miedo a meter la pata es tan grande que nos asfixia y no nos deja ver más allá.
En segundo lugar, nos falta confianza en nosotros mismos y en nuestras posibilidades. Pero todo se puede mejorar si nos esforzamos un poco por ganar seguridad y confianza.
Y, por último, nos empeñamos en tener la razón, y además en imponerla a toda costa. El ego se siente fuerte y poderoso al llevar la razón.
¿Qué podemos hacer? Recuerda que siempre puedes hacer algo para cambiar la situación en la que te encuentras, por muy desagradable que te parezca en estos instantes de tu vida. Te planteo dos opciones a tener en cuenta que pueden ayudarte a abrir la mente, aunque hay otras muchas.
1. Habla con alguien. Da igual si es alguien de tu confianza o un desconocido, solo buscas otros puntos de vista. Elige a una persona y pídele su opinión sobre el asunto que te preocupa. Cada persona vive la realidad de un modo diferente, por lo que seguramente tendrán respuestas y reacciones distintas ante la misma situación. Tener otros puntos de vista ayuda a darnos cuenta de que existen múltiples posibilidades que no habíamos contemplado antes y contribuye a una mejor búsqueda de soluciones.
2. Toca arriesgarse. Nunca vas a tener la seguridad de que haciendo las cosas como has decidido hacerlas obtendrás los resultados que deseas. Sin embargo, lo que sí está claro es que si no lo intentas, nunca llegarán los resultados. Y si siempre actúas de la misma manera, no esperes que los resultados sean distintos.
Así que hay que arriesgarse y probar a hacer las cosas de otro modo. Y con el paso del tiempo verás que poco a poco te irás convirtiendo en una persona más flexible… y que ese ser más flexible te sienta muy bien.
Bufffff totalmente de acuerdo. Pero que difícil se me hace dar ese paso.
ResponderEliminarUnas veces encuentro el valor para dar un pequeño paso y otras veces como ahora me bloqueó. Esperando respuestas😰😰😰QUE DIFICIL SE. ME HACE
Bufffff totalmente de acuerdo. Pero que difícil se me hace dar ese paso.
ResponderEliminarUnas veces encuentro el valor para dar un pequeño paso y otras veces como ahora me bloqueó. Esperando respuestas😰😰😰QUE DIFICIL SE. ME HACE
No te quedes esperando... busca las respuestas que necesitas.
EliminarLos pasos se dan poco a poco, el primero es el que más cuesta pero luego tienes la recompensa. Ánimo.
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