Café para uno



Sentarse en una terraza frente al mar cuando está amaneciendo, con una taza de café recién hecho entre las manos es una manera grandiosa de comenzar el día. Observar la calma de las olas y la tranquilidad del mar, el sol abriéndose paso a través de las nubes en el horizonte, el color del cielo que va cambiando conforme el sol inunda ese espacio, las aves volando despreocupadas o caminando por la arena en busca de algo que comer, la arena de la playa que aún aparece salvaje, sin pisadas…

¡Qué paz tan gratificante!

Entonces miras la taza, el café humeante, el humo que asciende como si se entremezclara con las nubes del cielo, la capa de espuma blanca sobre el café que dibuja la forma de un corazón. Y ese olor… a café recién molido que se siente por todos los rincones de la terraza.

Tomar un café, a cualquier hora del día pero sobre todo a primera, es un momento maravilloso para conectar contigo y disfrutar de tu compañía. Es un momento perfecto para practicar el aquí y el ahora, la quietud, el silencio. Un momento idóneo para decidir cómo quieres organizarte la jornada y las tareas que tienes por delante, para establecer tus prioridades, para indagar en tu propio sentir. Úsalo para volver a tu equilibrio personal, a mantener tu control, para revisar la dirección hacia la que se dirigen tus acciones o para plantearte nuevas metas, para cuestionarte cómo ser un poquito mejor cada día.

Ese momento café es tu momento…, ¡disfrútalo!


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